Hola:
A riesgo de que este peje sonorense vaya a caer en un chinchorro sudamericano o yucateco, les comento lo siguiente:
Desde ayer me acordé de una novela que fuimos leyendo en tercero de secundaria, pero que no tenía a la mano. Hoy, sin embargo, ya estoy armado y ahí les va mi versión.
Se trata de Astucia, novela histórica de costumbres mexicanas, publicada en 1865 por Don Luis G. Inclán. (Yo tengo la tercera edición de la Colección Sepan Cuántos... de Editorial Porrúa, México, 1973.
En la página 55 dice ("...escoge diez o doce mulas con qué poner tu chinchorro"...) y en la 66 (...antes de partir regaló a Lorenzo (el protagonista) tres mulas, para que completara su chinchorro de doce, cargándoselas todas con aguardiente"...).
Aclaro que el protagonista se estaba dedicando a transportar y vender aguardiente de caña, de pueblo en pueblo.
Existe en español el verbo chinchorrear, que quiere decir: traer y llevar chismes y cuentos.
Así es que como los vendedores ambulantes traen y llevan chismes, es probable que al llegar éstos a un pueblo, la gente del lugar pensara que ya llegaron los que chinchorrean, el chinchorro. De manera similar, para ejercer ese comercio se tenía que parar (contar con) un chinchorro, que sería el conjunto de los harrieros, más las bestias de carga, barricas y demás equipos necesarios. Chinchorro sería como caravana, vaya.
Ahora que por comerciar con aguardiente, igual y al decir “ya llegó el chinchorro”, podría haberse asociado con el licor que llevaban o sencillamente que en la región de México (Michoacán, principalmente) donde se desarrolla la novela, se llamara chinchorro a un grupo que se dedicaba a vender aguardiente de caña de pueblo en pueblo y al licor mismo, por extensión.
Saludos y buenos días.