Buenas tardes,
Soy un estudiante universitario estadounidense, y quiero pasar el próximo semestre en Madrid. El programa por el cual quiero ir requiere una “declaración personal de propósito.” La he escrito, y quiero enviar la solicitud lo antes posible, pero quisiera que algún hablante nativo del español la pudiera leer antes y decirme comentarios sobre mi escritura y sugerencias para cambios. Lo que escribí está abajo. Lo agradecería muchísimo.
¡Gracias!
Hace casi ocho años, tuve que hacer una decisión sobre mi educación. Había que escoger cuál idioma extranjero iba a estudiar, el español o el francés. Seleccioné el español sólo porque me parecía que sería más útil pragmáticamente. Todavía pienso que esta suposición era correcta: el español es muy útil en muchas profesiones (aprendí esto el verano pasado trabajando en el departamento de psicología de un hospital; como el solo empleado que hablaba español, yo tenía que servir como intérprete para muchos pacientes). Pero lo atrayente del español va mucho más allá de su utilidad práctica. No lo sabía entonces, pero decidir estudiarlo iba a surtir un gran efecto en mi vida.
El español se convirtió rápidamente en mi materia preferida en la escuela. Cuanto más mis capacidades en la lengua crecían, más me fascinaba estudiarla. La idea de que estaba aprendiendo un modo de comunicación que era completamente nueva para mí—y que algún día me podría permitir relacionarme con cientos de millones de personas de culturas diversas en varias partes del mundo—me emocionaba muchísimo. Disfrutaba de cada oportunidad de ampliar mi vocabulario, aumentar mi conocimiento de la gramática, y aun mejorar mi acento.
Mientras estudiaba más la lengua, mi interés solamente se volvió más grande. Durante la escuela secundaria, cuando empezaba a aprender sobre las culturas del mundo hispano además del idioma, España era especialmente fascinante para mí. Este país influyó en todas las sociedades hispanas del mundo, dándoles no solamente su idioma sino aspectos de su cultura también. Y a lo mejor la fuerza cultural que permite este tipo de influencia de gran alcance viene de la diversidad de España, una nación que sí misma da muestras de haber sido moldeado por habitantes romanos, judíos, árabes, y europeos durante su historia y que contiene varias regiones con culturas distintas.
Continué con mis estudios del español en la universidad, y durante mi primer año tomé un curso titulado “Documentando la modernidad española.” Me enseñó aún más sobre la cultura española, y aprendí sobre la lucha de España a adaptarse a la época moderna y a encontrar su sitio en la Europa contemporánea. La clase sobre el cine español que estoy tomando ahora examina muchas de estas mismas ideas analizando las películas españolas. Puesto que este curso considera tópicos en los cuales ya tenía una fascinación por un medio que nunca he estudiado antes, lo encuentro muy interesante. La experiencia de tomar estas dos clases ha aumentado mi interés en España y solidificado mi deseo de pasar un semestre allí.
En mi vida, he sido bastante afortunado que he podido viajar a varias partes del mundo. Pero durante todos mis años de estudiar el español y tener un gran interés en España, nunca he tenido una oportunidad de visitar el país. Creo que pasar un semestre en Madrid, con su lugar central en la geografía y en la cultura de España—y específicamente tener la oportunidad que AYA ofrece a matricular en una universidad madrileña, tomar clases con estudiantes españoles, y participar directamente en la vida española—sería una culminación perfecta de mis estudios sobre la lengua española y de mi fascinación con la nación y su cultura.
Soy un estudiante universitario estadounidense, y quiero pasar el próximo semestre en Madrid. El programa por el cual quiero ir requiere una “declaración personal de propósito.” La he escrito, y quiero enviar la solicitud lo antes posible, pero quisiera que algún hablante nativo del español la pudiera leer antes y decirme comentarios sobre mi escritura y sugerencias para cambios. Lo que escribí está abajo. Lo agradecería muchísimo.
¡Gracias!
Hace casi ocho años, tuve que hacer una decisión sobre mi educación. Había que escoger cuál idioma extranjero iba a estudiar, el español o el francés. Seleccioné el español sólo porque me parecía que sería más útil pragmáticamente. Todavía pienso que esta suposición era correcta: el español es muy útil en muchas profesiones (aprendí esto el verano pasado trabajando en el departamento de psicología de un hospital; como el solo empleado que hablaba español, yo tenía que servir como intérprete para muchos pacientes). Pero lo atrayente del español va mucho más allá de su utilidad práctica. No lo sabía entonces, pero decidir estudiarlo iba a surtir un gran efecto en mi vida.
El español se convirtió rápidamente en mi materia preferida en la escuela. Cuanto más mis capacidades en la lengua crecían, más me fascinaba estudiarla. La idea de que estaba aprendiendo un modo de comunicación que era completamente nueva para mí—y que algún día me podría permitir relacionarme con cientos de millones de personas de culturas diversas en varias partes del mundo—me emocionaba muchísimo. Disfrutaba de cada oportunidad de ampliar mi vocabulario, aumentar mi conocimiento de la gramática, y aun mejorar mi acento.
Mientras estudiaba más la lengua, mi interés solamente se volvió más grande. Durante la escuela secundaria, cuando empezaba a aprender sobre las culturas del mundo hispano además del idioma, España era especialmente fascinante para mí. Este país influyó en todas las sociedades hispanas del mundo, dándoles no solamente su idioma sino aspectos de su cultura también. Y a lo mejor la fuerza cultural que permite este tipo de influencia de gran alcance viene de la diversidad de España, una nación que sí misma da muestras de haber sido moldeado por habitantes romanos, judíos, árabes, y europeos durante su historia y que contiene varias regiones con culturas distintas.
Continué con mis estudios del español en la universidad, y durante mi primer año tomé un curso titulado “Documentando la modernidad española.” Me enseñó aún más sobre la cultura española, y aprendí sobre la lucha de España a adaptarse a la época moderna y a encontrar su sitio en la Europa contemporánea. La clase sobre el cine español que estoy tomando ahora examina muchas de estas mismas ideas analizando las películas españolas. Puesto que este curso considera tópicos en los cuales ya tenía una fascinación por un medio que nunca he estudiado antes, lo encuentro muy interesante. La experiencia de tomar estas dos clases ha aumentado mi interés en España y solidificado mi deseo de pasar un semestre allí.
En mi vida, he sido bastante afortunado que he podido viajar a varias partes del mundo. Pero durante todos mis años de estudiar el español y tener un gran interés en España, nunca he tenido una oportunidad de visitar el país. Creo que pasar un semestre en Madrid, con su lugar central en la geografía y en la cultura de España—y específicamente tener la oportunidad que AYA ofrece a matricular en una universidad madrileña, tomar clases con estudiantes españoles, y participar directamente en la vida española—sería una culminación perfecta de mis estudios sobre la lengua española y de mi fascinación con la nación y su cultura.