El rumano G. Bârlea nos ha dado a conocer últimamente el término de
enantiosemia, como un caso particular de la manifestación del pensamiento dicotómico, aunque limita este concepto, por lo demás muy similar al nuestro de
enantíosis, a aquellos casos de antonimia en el seno de una misma palabra, como ocurre, por ejemplo, en el caso del español
álgido, que de ser en principio «lo muy frío», ha derivado ahora a «lo muy cálido», o en el caso de
enervar, que de «aplacar los nervios» ha pasado a significar «excitarlos».
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