Pina, Pinita, Pinairun,
señora y maestra que adoramos,
ni media palabra al tun-tun
cuando de ti hablamos.
Desde esa hamaca, traca, traca,
que se mece, cómo lo merece,
tu sabio consejo oportuno
lo escucha hasta el Torrebruno.
Cuánto hemos aprendido
de tu parecer desprendido.
Burros, acémilas y pollinos
en équidos cuadrúpedos nos convertimos.
Que no nos falte tu opinión,
sensata y comedida,
y si invitas a jamón
que sea pata negra, bandida.
Una cosa, reina madre,
ya para terminar,
que me arden las entrañas
y te tengo que preguntar:
Que a todos nos extraña,
a costa de ser indiscreto,
que no termines de acabar
ese librito secreto.
¿No será, digo yo,
que de vista estás fatá
y parece que lo lees
solo pa disimulá?
Tu más ferbiente harmirador: el Torre
señora y maestra que adoramos,
ni media palabra al tun-tun
cuando de ti hablamos.
Desde esa hamaca, traca, traca,
que se mece, cómo lo merece,
tu sabio consejo oportuno
lo escucha hasta el Torrebruno.
Cuánto hemos aprendido
de tu parecer desprendido.
Burros, acémilas y pollinos
en équidos cuadrúpedos nos convertimos.
Que no nos falte tu opinión,
sensata y comedida,
y si invitas a jamón
que sea pata negra, bandida.
Una cosa, reina madre,
ya para terminar,
que me arden las entrañas
y te tengo que preguntar:
Que a todos nos extraña,
a costa de ser indiscreto,
que no termines de acabar
ese librito secreto.
¿No será, digo yo,
que de vista estás fatá
y parece que lo lees
solo pa disimulá?
Tu más ferbiente harmirador: el Torre